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Arquitectos: Cité Arquitetura
- Área: 2869 m²
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Fotografias:André Nazareth, Dani Leite
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado en las esquinas de las calles Igarapava y Sambaíba, en la parte baja de Alto Leblon, en la ciudad de Río de Janeiro, el Edificio Igara tiene un proyecto arquitectónico de Citê Arquitetura, de los socios Fernando Costa y Celso Rayol, paisajismo de Embyá e Interiores de Manga Rosa Arquitetura.
El Igara se inspira en el nombre de las calles que lo rodean, consolidando una relación directa con la vocación del lugar. Se utilizaron en la concepción del proyecto la etimología de la palabra 'Igarapava', un término de origen tupí que significa "Puerto de Canoas", y el significado de "Sambaíba", nombre dado a un arbusto sarmentoso nativo brasileño. El proyecto de Citê partió de estos significados para recrear la idea de la fuerza del árbol. Con su cimentación enraizada, como un puerto seguro íntegro ligado a la tierra, el edificio busca el cielo en ascensión.
Los balcones cuentan con cierre de vidrio retráctil integrados a las salas y a las habitaciones, brindando mayor luminosidad natural, ventilación y sensación de libertad, además de un mejor aprovechamiento de los espacios. La idea es integrar el lado de adentro con el lado de afuera, al mismo tiempo que se posibilita libertad espacial a los habitantes.
El concepto del enraizamiento y la ascensión al cielo se evidencia mediante los colores en la fachada, que van desde tonos más terrosos y oscuros en la parte de la cimentación, hasta tonos más claros y suaves en la parte superior del edificio. Con esta relación, la gran copa del árbol sería el propio edificio, donde un delicado elemento de enrejado transmite la idea de este cierre en ramas, que acoge y protege como un nido.
En los primeros pisos, el enrejado se manifiesta de manera más concentrada y cerrada, creando una sensación de solidez y fundamentación. Esta elección arquitectónica no solo enaltece la base del edificio, sino que también sugiere la idea de enraizamiento profundo, fundamentando el conjunto de forma sólida y robusta. A medida que se asciende a lo largo de la estructura, una transformación gradual se despliega. El enrejado, antes denso y compacto, comienza a abrirse, revelando una progresión fluida hacia los pisos superiores.
Ubicado sobre las cubiertas, el edificio cuenta con una terraza-jardín que se propone ser un ambiente de convivencia, con especies de vegetación costera, de restinga. También hay una huerta y un área de contemplación del paisaje circundante, con una vista privilegiada al mar. La vista desde lo alto dialoga con el deslumbramiento que sentimos al alcanzar la rama más alta de un árbol fuerte y robusto.